En las últimas semanas estamos siendo testigos de las “amenazas” de muchos incrementos de precios en varios sectores comerciales. Desde los productos chinos hasta los estadounidenses, desde el precio del diesel hasta el del aceite… muchos entornos pueden verse afectados por medidas políticas, medioambientales y, en definitiva, económicas.
Obviamente el incremento de precio de un producto es un hándicap importante en cualquier objetivo de la empresa, pero ¿cómo afecta realmente esto al marketing de ese producto o de la propia compañía en general?
En realidad, ante esta situación tenemos varias estrategias posibles:
Incrementar el coste del producto y mantener margen de beneficios
La medida más común es realizar este incremento del precio. Supone el mayor reto para el marketing relacionado, dado que tiene que vender lo mismo que antes, costando ahora más. Si la competencia se suma a esta estrategia, como sucederá, por ejemplo, con la anunciada subida del diesel, se suele salvar la situación al ser consecuencia global de la evolución del mercado.
Incrementar el coste del producto y añadir un valor adicional
Este caso lo podemos ver en las tecnológicas de forma frecuente. Apple, por ejemplo, lanzó el iPhone X, el teléfono móvil más caro del mundo, bajo la premisa también de contar con las mejores prestaciones tecnológicas.
Telefónica, también realizó en 2017 un incremento del precio de sus servicios de Internet, con la promesa de duplicar la velocidad.
El reto para el marketing en este caso es convencer a los compradores o consumidores, que el valor adicional supone una mejora de la experiencia, aún cuando no ha sido solicitada previamente.
De esta forma, se “sorprende” al cliente con unas ventajas adicionales que hasta ahora no disfrutaba. Esto se debe a que no las conocía, pero ahora que es consciente de su existencia, considera imprescindible tenerlas y asumible el coste, por lo que la relación de servicio y precio del producto se mantiene, a pesar del incremento de este último.
No incrementar el coste del producto y reducir margen de beneficios
La medida más arriesgada para la empresa, pero más beneficiosa para su marketing, es la reducción del margen de beneficios. Con un precio del servicio o del producto más competitivo que la competencia, es fácil vender más siempre que la calidad acompañe.
De hecho, es necesario que el marketing sea efectivo, porque para obtener ingresos suficientes habrá que vender más. Uno de los sectores donde más se puede reconocer esta estrategia es la moda, que se encuentra en una guerra comercial de bajos costes entre casi todas las marcas importantes.