Tal y como su nombre parece indicar, el marketing personalizado consiste en la adaptación publicitaria a los intereses de cada cliente. Sus ventajas son considerables, en ocasiones pudiendo incrementar el porcentaje de ventas muy por encima de lo que el marketing tradicional puede hacer por sí solo.

Sin embargo, para poder aplicarlo de forma efectiva requiere de unas estrategias concretas. En este artículo te presentamos las más comunes, con el fin de que puedas aprovecharlas con tus clientes.

La fidelización: Para clientes recurrentes

Las estrategias de fidelización son las más tradicionales de todas. Consisten en atraer promocionalmente a clientes que ya han adquirido productos y servicios de nuestra empresa anteriormente.

En estas estrategias hay dos factores a tener en cuenta. En primer lugar los descuentos sobre el precio final como reconocimiento a los clientes, algo que es muy fácil de ofrecer mediante puntos de fidelización por compras anteriores.

En segundo lugar, hay que saber identificar el tipo de productos anteriores y ofrecerle dichos descuentos concretamente en la adquisición de otros relacionados.

El retargeting: Para clientes indecisos

Las estrategias de retargeting consisten en el recordatorio posterior a una visita de un cliente, sobre la oportunidad de adquirir productos que no han llegado a comprar, aunque sí han mostrado un interés práctico sobre ellos.

En estos casos la publicidad online ha sido muy útil, dado que mediante códigos de seguimiento es fácil identificar aquellos productos por los que se ha interesado el cliente. A veces, en estos casos, la aplicación de un ligero descuento o el recordatorio de una promoción, es suficiente para motivar la compra definitiva.

Promociones segmentadas: Para captar nuevos clientes

La mejor forma de personalizar el marketing es mediante el conocimiento de los gustos personales de los usuarios. En la actualidad, las empresas que más información detallada tienen sobre los usuarios son las redes sociales como Facebook.

Estos entornos digitales han reconocido el poder de esta información y ofrecen la posibilidad de implantar estrategias publicitarias de marketing personalizado mediante la segmentación del público objetivo.

La segmentación consiste en aprovechar filtros de información con los que delimitar los clientes potenciales de una campaña publicitaria, para así poder llegar con mayor efectividad a un público interesado.

Esta segmentación se puede hacer de varias formas. La más tradicional es la pasiva, en la que es el usuario el que segmenta la búsqueda de términos clave y, en base a ellos, aparece publicidad relacionada como en el caso de Google Adwords.

La segmentación activa, como en el caso de Facebook, requiere del anunciante aplicar los filtros de segmentación y, de esta forma, mostrar la campaña publicitaria de forma personalizada a un público potencialmente interesado.