Dentro del marketing, la edad representa un factor muy a tener en cuenta en cualquier estrategia que deba abordarse de forma relacionada. Más enconcreto, el marketing dirigido a los niños puede considerarse uno de los más complejos de desarrollar con éxito.

Además de atraer la atención nada constante de los más pequeños, también hay que conseguir un retorno de la inversión, con unos «consumidores» que carecen absolutamente de poder adquisitivo, por lo que son sus padres o tutores los responsables de la decisión de compra.

Marketing para niños sin comportarse como adultos

En los años 80 unos directivos se reunieron para buscar un eslogan para un producto para niños. El eslogan escogido fue «yo tengo el poder», porque tras un estudio se identificó que los pequeños lo que siempre ansían es tener un poder, que saben que los padres no les van a dejar.

Así surgió, entre otras cosas, la famosa línea de Masters del Universo y se expuso claramente, también, cómo el marketing enfocado a los más pequeños no puede ir asentado sobre directrices adultas.

Hay que pensar en qué quieren los niños, qué les entretiene, qué les motiva y mantener todos esos estímulos al máximo nivel cuando se les anuncia un producto.

Además, en el marketing para niños, el anuncio publicitario explicando las ventajas del producto no sirve. Hay que crear emociones, sentimientos y afinidad. De hecho, por eso mismo muchos juguetes están relacionados con líneas de cómics, dibujos animados y producciones audiovisuales, ya que por sí solos son incapaces de venderse.

El doble reto del marketing para niños

Sin embargo, todo este marketing tiene un obstáculo más, que es convencer a los padres. Son quienes van a aportar el ingreso económico con el que comprar el producto o reservar un servicio.

Lo malo es que, en la mayoría de los casos, ellos no sacan ningún beneficio directo, por lo que si directamente pusiéramos el spot de un juguete infantil a un adulto, no conseguiríamos nada.

Necesitamos, por tanto, que sean los niños los que provoquen esa compra. Para hacerlo, les mostramos a ellos el anuncio y despertamos sensaciones, emociones y sentimiento de deseo de compra, para que lo transmitan (a su manera) a sus padres o tutores.

Este proceso, llevado a cabo con éxito, implica la venta del producto y habrá sido gracias a una estrategia de marketing para niños efectiva, pese a la complejidad que revierte.

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