En la actualidad es muy común en marketing plantear envíos de newsletter, campañas de publicidad online y estrategias en redes sociales. Pero hay un elemento que todavía no ha desaparecido de los hogares en nuestra sociedad y que constituye una puerta de entrada promocional a la vivienda de nuestros potenciales clientes, el buzón.

El denominado mailing postal está actualmente en desuso, pero no por ello ha perdido efectividad, más bien al contrario. Las pocas campañas realizadas por este medio, llaman la atención de los usuarios, que descubren con sorpresa que en sus buzones tienen algo más que facturas no digitalizadas.

Mailing postal empresarial

Dentro de este ámbito, una de las estrategias que mejor está sobreviviendo es la relativa al mailing postal empresarial, es decir, el dirigido a directivos o responsables de departamentos comerciales de una compañía.

Este tipo de campañas suele componerse de dos elementos. Uno de ellos es un folleto o catálogo de los servicios y productos que estamos ofertando y el otro consiste en una carta de presentación.

Pese a lo atractivo que puede ser nuestro stock, lo importante es el contenido de la carta, dado que un texto personalizado, directo y llamativo, puede conseguir captar la atención del profesional al que va dirigido y fomentar el principio de contactos comerciales con nosotros.

Mailing postal personal

Por descontado, la fórmula más conocida del mailing postal es el personal, es decir, el de incluir publicidad impresa en los buzones de los vecinos de un residencial o en una vivienda unipersonal.

En estos casos es importante el contenido, pero sobre todo lo es la forma. Muchas empresas se vuelcan en campañas creativas, con las que convertir en gancho la presentación de su elemento impreso.

Otro elemento importante es el que está vinculado a la preocupación por el medioambiente. Utilizar materiales reciclables en campañas que tradicionalmente utilizaban papel impreso, será mejor visto por nuestros potenciales clientes.

Una estrategia adicional consiste en despertar el interés a los usuarios por medio de la digitalización. Aprovechar el mailing postal para llamar la atención de estos destinatarios, sirve también para hacerles saber que la comunicación puede ser digital.

Desde esta campaña podemos fomentar visitas a la web para que se registren en un newsletter, podemos motivar su vinculación a nuestras páginas y perfiles en redes sociales, etc. Conseguimos con esta paradójica campaña, convertir un envío tradicional en la adquisición de un usuario a nivel digital.